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Mostrando entradas de marzo 31, 2024

Relojes atrasados

Hoy es el día en que mi madre no adelantaba los relojes. Cuando llegábamos en verano, el de porcelana sostenido por dos cisnes imposibles marcaba, irremediablemente, una hora menos. Solo había que hacer una sencilla resta, decía ella, y así nos esforzábamos en mirar la hora con concentración. Si ojeábamos el suyo de pulsera, allí estaba también la hora de menos. Decía ella que en octubre volverían a estar en hora. Que solo había que esperar. Y así es, con paciencia vuelven las cosas a su ser, a su sitio, a donde de nunca debieron salir. Cuando toca cambiar los relojes, como en tantas otras ocasiones, me acuerdo de mi madre. Imagen: mi jovencísima madre. Cuando aún todo estaba siempre en su sitio, incluso los relojes.