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Mostrando entradas de octubre, 2016

Patria

Hay temas en literatura que dan pereza. Mucha pereza. El conflicto vasco, por ejemplo. Porque es un tema que hemos vivido pegado a nuestra piel. Nos desayunábamos con bombas lapa, tiros en la nuca, secuestros, impuestos revolucionarios, miradas y gestos mafiosos, contenedores y autobuses ardiendo, carteles de asesinos loados en los ayuntamientos, gente saliendo con cara de estupor de zulos infernales, guardias jóvenes que miraban al fotógrafo sin sospechar que miraban también a toda España... Y ahora que ya nos hemos librado de tanto espanto da pereza encontrar ese tema como parte del placer de la lectura. Pero luego está el boca-oreja. Que si es una novela muy buena. Que si Aramburu ha sabido mostrar la crueldad infinita de una convivencia forzada entre asesinos y víctimas. Que si el lenguaje es certero; ese difícil equilibrio entre la amenidad y la precisión. Yo me resistía. Un amigo me dejó dos libros para tomar el pulso al autor: uno de cuentos - Los peces de la amargura -

Felicidades rotundas

Define la RAE la felicidad como un estado de grata satisfacción espiritual y física y como la ausencia de inconvenientes o tropiezos. Cómo la definimos cada uno de nosotros, esa ya es otra historia. La solemos situar en el pasado y en el futuro. Pero esas felicidades rotundas y presentes, esas pequeñas felicidades que nos sostienen entre el dolor y el estupor cotidiano, se nos escapan entre los dedos cuando son, en realidad, lo que nos da la vida. De la charla sobre lo que es la felicidad surgió la tarea propuesta a mis alumnos de 3º y 4º de la ESO: indagar en el presente diario, ser conscientes de cuándo somos felices y por qué. Desechar la consecución de grandes proyectos, el logro de grandes objetivos, la llegada a lejanas metas. Enfocar nuestra mirada a aquello que, cada día, nos convierte, quizá por unos breves momentos, en personas plenamente felices. Y leyendo lo que han escrito no tengo más que rendirme a la lucidez de su adolescencia en flor. Me hace feliz