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Mostrando entradas de septiembre 2, 2014

Si yo tuviera una escoba...

Las mezquindades cotidianas. Esos pequeños arañazos en el corazón que lo dejan mortalmente herido. Las traiciones cercanas; las de los que nos importan. El orgullo, que ensancha las brechas y quema las naves del acercamiento. Las humillaciones públicas o privadas que menoscaban nuestro amor propio y nos empequeñecen. Las decepciones que, poco a poco, nos instalan en el cinismo y la tristeza. La ansiedad ante el futuro y el dolor por el pasado. La culpabilidad, un sentimiento estéril y paralizante, que nos hace cobardes. La tristeza por quien no lo merece. Porque no nos deja levantar el corazón. Las preocupaciones que tienen remedio. Las preocupaciones que no lo tienen. El esfuerzo por causas perdidas que nos agota y nos desangra. Los perdones no pedidos. La rigidez de pensamiento y el desprecio al diferente. Las esperanzas sin fundamento que te devuelven a los pozos oscuros. La desolación de la enfermedad y de la muerte. Los terribles trances que en la vida