Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de diciembre 26, 2013

Cada día tiene su afán

En los días cercanos a la Navidad de 1998 vamos todos en el coche familiar camino del pueblo. Mi marido, conduciendo. En la parte de atrás mis dos hijos varones: uno con cinco años y el otro con 21 meses. Todos durmiendo menos el conductor, claro. Deben ser las tres o las cuatro de la madrugada. Ya hemos entrado en Andalucía. Circulamos por la A-92, a la altura de Bailén, quizá. Los detalles se me han borrado. La autovía está casi desierta. Noche cerrada. Despierto y me acurruco debajo de la manta. Hace un poco de frío porque la calefacción no está puesta para evitar la somnolencia de quien conduce. Pienso en que faltan unas horas para reencontrarnos con la familia. Están todos deseando vernos, sobre todo a los niños. Vuelvo la cabeza. Están plácidamente dormidos, cada uno en su sillita. Respiran acompasadamente, seguros, soñando quizá con todo lo que llevamos hablando desde hace semanas. Sus boquitas entreabiertas. Sus largas pestañas descansando en las mejillas. Sus manitas