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Mostrando entradas de febrero 1, 2016

Un poema

Si quiero ser poeta debo empezar sin miedo. Y para ello he de expulsar de mis escritos aquellas palabras tan manidas, repetidas, usadas... que resuenan y pueblan los poemas del mundo. Empecemos limpiando de los versos al amor, amante, pasión y celos. Besos tampoco. Ni abrazos, ni caricias. Todas las partes del cuerpo están de más: ojos, boca, pecho, manos, corazón, lengua, cuello, pelo, espalda, piel. Lo intangible va fuera: alma, libertad, belleza, amistad, esperanza, soledad, fracaso, duda, tristeza, alegría. Fuera también sonidos y silencio. Susurro. Gemido. Lamento. Grito. Canto. Se han de ir también lágrimas, llanto, risa, sonrisa, mirada. Cualquier palabra que inflame y arrebate: revolución, pueblo, justicia, paz, guerra, compañero, batalla, derrota, muerte, vida. No podemos dejar el ocaso, la tarde, el alba ni el amanecer. Paisaje, monte, río, llano, mar, ola, colina, árbol, horizonte, camino, bosque, lago, arroyo ni sendero. No recurramos al viento, la luz, el