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Mostrando entradas de marzo 24, 2020

Crónica de la excepción. Día 12

En esta sociedad repipi y remilgada en la que vivíamos, había palabras perseguidas y proscritas. Una de ellas era la palabra «viejo». Se podía decir anciano, persona mayor, persona de edad avanzada, persona de la tercera edad —un hallazgo indefinible sacado de no se sabe dónde—, hasta abuelo, sin que los aludidos tuvieran esa categoría de parentesco. Pero viejo, no.  Porque viejo, que en nuestro idioma puede ser un sustantivo definitorio o un adjetivo descriptivo, había pasado a ser un insulto.  En esas vueltas y revueltas, en ese retorcimiento del lenguaje en aras de salvaguardar a todos y cada uno de nosotros sin etiquetas ni señalamientos, lo políticamente correcto —y los grupos de ofendidos, que aumentaban día a día— había sustituido realidades claras y contundentes, palabras inocentes, por eufemismos que pretendían defender el honor de aquellos a quienes nombraban. Así, los viejos dejaron de ser viejos y la sociedad se quedó tranquila porque les había devuelto e