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Mostrando entradas de febrero, 2012

Del brazo de un hombre

De la mano de tu padre y montada en los patines. Sabes que no te caerás, que te sostiene, que rectifica ese equilibrio precario que te da ir sobre ruedas a los seis años. Del brazo de quien amas, de su mano, de su cintura. En lo bueno y en lo malo. Para compartir y para soportar. Si tienes suerte será para siempre. Apoyo mutuo, que buena falta hace. De la mano de tus pequeños y siendo tú la protectora. Aunque el miedo y la responsabilidad te atenacen la mano no te tiembla y ellos la notan fuerte y segura. Del brazo de tu hijo, que vuela como puede y tropieza y se equivoca, pero es tuyo y nada podrá cambiar eso. Un momento brillante ponerte en la cola, entrar con él del brazo, verlo guapo y sano y creciendo y sintiendo que recuperas los lazos, fortaleces los vínculos, disfrutas de lo que tuviste, de lo que tienes y de lo que tendrás. Una noche de luz. (Imagen: fotografía personal)

Recibir un regalo

Hay gente que lo tiene todo en la vida. Vive entre el lujo y el exceso y aquello que quiere lo tiene antes de pedirlo. Cualquier cosa material que se compre con dinero está a su alcance. Es pobre gente. Hay gente que lo tiene todo en la vida. Vive entre el amor y la amistad y aquello que quiere lo tiene antes de pedirlo. Cualquier cosa que no tenga precio está a su alcance. Es gente con suerte. Hay quien abre un regalo y se desilusiona porque hay gente que hace regalos para salir del paso, para impactar o para demostrar lo que tiene. Es pobre gente. Hay quien abre un regalo y se le llena el corazón porque hay gente que hace regalos pensando en hacer feliz, en hacer sentir especial o para demostrar lo que quiere. Es gente con suerte. Somos gente con suerte quien ha ofrecido y quien ha recibido. Ricas como nadie. Gracias.