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Mostrando entradas de noviembre, 2015

Juliana y sus conejos

La mujer de lut o  que aparece en la f o t o  se llamaba Juliana (Uliana, tal c o m o  l o  pr o nunciaban en el puebl o ). En la puerta grande vivía ella y en la puerta pequeña... sus c o nej o s. Hay quien tiene casas c o n gateras para sus gat o s per o  nunca supe de nadie más que tuviera entrada independiente para c o nej o s. Al atardecer, cuand o  el cal o r de ag o st o  se hacía más ins o p o rtable, les abría la puerta y  mi entras ella l o s c o ntemplaba -c o m o  una madre c o ntempla  o rgull o sa a sus hijit o s- ell o s c o rrían, daban brinc o s, se perseguían... per o  sin alejarse demasiad o . Cuand o  Juliana c o nsideraba que el recre o  se había ter mi nad o  daba unas palmadas y, c o m o  l o s párvul o s, ell o s se apiñaban para entrar rápidamente. L o s niñ o s salíam o s p o r la tarde, de allí d o nde estuviéram os , para verl o s c o rretear libres per o  sabiend o  a quién pertenecían. L o s niñ o s que además veníam o s de la ciudad c o ntemplábam

El corazón pone barreras para sobrevivir.

A raíz de los terribles atentados del viernes en París las redes sociales han tenido mucho que decir, como siempre, y comentarios indignados por esto o por aquello se han cruzado entre conocidos y desconocidos. Uno de los más polémicos ha sido si eran éticos nuestro dolor y nuestra repulsa cuando continuamente se producen atentados en el mundo donde mueren inocentes que no han cometido más delito que encontrarse en el sitio equivocado en el momento inadecuado. Mueren en situaciones cotidianas: en mercados, colas, oficinas... Mueren mujeres, hombres y niños. Todos los días. Llenan un pequeño espacio en las noticias y apenas levantamos la vista de la cena para atender a los detalles. Incendiados comentarios e indignados internautas nos recuerdan que existen Siria y Líbano y Afganistán y que no solo los ciudadanos occidentales se quedan sin hijos, sin padres, sin amigos... Después de leerlos dejamos de sentirnos víctimas y pasamos casi, casi, al lado de los culpables por llorar un

Nostalgia

Yo tenía sierritas en los dientes y unas trenzas espesas. Y tras la puerta de la cocina un calendario de paisajes nevados a los que nunca viajé. Y en el calendario, tachados con furia, los días que pasaban lentos en noviembre, que aleteaban en febrero y que se desbocaban en mayo. Y redondeado con estrellas infantiles, un día de junio. Un kilométrico. La estación de Francia. Alcázar de San Juan. Mi abuela peinándome al ritmo del sevillano. Los Ayala en Encinas Reales. La Garbeña y el puente y el río espejeando entre las curvas. La libertad absoluta. Las siestas en la era, en la alberca los Maquileos, en la barca... Mis primos. Las calles empedradas donde me dejaba las rodillas y el olor a ciudad. Las carreras paseo arriba, paseo abajo. El frescor de la iglesia. Mis amigos. Esta niña que no engorda y ya vienen sus padres. Duérmete la siesta. Qué sequilla está la niña. No cojas los gatos que los cangreas. Ay, que ya está revolviendo el arca. Toma una perrilla y ve a por magnesi