Me dice un amigo que echo unos sermones muy largos por aquí. Así que, en su honor, el de hoy va a ser cortito. Me ha tocado salir —casi dos horas en total, entre pitos y flautas; es decir, entre compra, veterinaria y farmacia— y el paseo ha sido desolador. Porque Hospitalet debería estar así un domingo a primera hora; un Jueves Santo como hoy, con la gente huyendo hacia el Mediterráneo; un mes de agosto a las cuatro de la tarde... Qué sé yo, en cualquier otro momento, menos hoy, cuando sabemos que tras ventanas y balcones está la vida que no vemos. Bueno, tras ventanas y balcones... y en la cola del Mercadona. Yo la última (durante cinco segundos), ya en la esquina de la Ronda. Enfilando la plaza del Polideportivo. Carritos y perros que acompañaban a gente. Nadie con quien pegar la hebra ni dar los buenos días. Los jardines de Can Sumarro, tan tristes. Ni niños, ni aperitivo festivo. Propuestas que se qu...