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Mostrando entradas de mayo 6, 2020

Crónica de la excepción. Día 55

Después de unos cuántos días sin ganas ni cuerpo para escribir, vuelvo a la carga. Y así, a lo tonto, han pasado ocho días y estamos, como quien no quiere la cosa, en el florido mayo y en la fase cero de este proceso que nos va a llevar a la nueva normalidad , sea esto lo que sea. Después de un bache de salud, después de ver el maravilloso ocaso de anoche y después de ver el espléndido y cálido día que nos ha regalado la primavera, ¿quién tiene cuerpo para criticar todo lo que se ha hecho mal —que se ha hecho—, todo lo que va mal —que va— y todo lo que podría cambiarse —que lo hay—? Pues yo no lo tengo y por eso voy a hacer una crónica leve y ligera, sin punta ni filo, que tiempo habrá. Una crónica alejada del peligro que estamos viviendo, de las mezquindades que estamos viendo y de las estulticias que estamos oyendo. Porque en este paréntesis he celebrado el día del título maravilloso que me han otorgado mis tres hijos y que concentra todo el amor del mundo y, además,