Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2017

Samsung, el gigante soberbio (que no es lo mismo que el soberbio gigante)

Nunca he usado este blog como hoja de reclamaciones porque la grandeza de la escritura se aviene mal con las miserias de la vida cotidiana pero, mira, hoy no me puedo resistir. Y no me puedo resistir porque tengo -qué menos- el derecho al pataleo y la ilusa creencia de que las redes sociales tienen, entre sus aspectos positivos, la capacidad de hacer visibles esas pequeñas injusticias que nos solemos callar y que nos amargan la vida, por la tomadura de pelo que suponen para los confiados usuarios. Y aquí va el caso, para quien lo quiera leer. Tiene a gala la compañía Samsung  -como todos los gigantes multinacionales- dos cosas: fabricar buenos productos y dar una impecable atención al cliente. Pero, como un rotundo refrán castellano afirma, ' dime de qué presumes y te diré de lo que careces'. Ni una cosa ni la otra han demostrado. Tan solo una cicatera manera de actuar que no casa con el poderío y el lugar que ocupa Samsung en la telefonía móvil. La historia comien

El niño de la Tomasa

El niño de la Tomasa nació en Córdoba, la llana; la Sultana, la que reluce al sur de Europa. Con ese nombre y esa piel verde aceituna, estaba destinado a ser torero -fina cintura quebrando en el albero-, cantaor -quejío profundo en la madrugada- o, quizá, bailaor -gracia y templanza en cada paso-... El niño de la Tomasa quizá tenía un futuro más anónimo: recoger aceitunas, tener una novia morena como su madre, pasear los puentes tendidos sobre el Guadalquivir hermoso, aspirar el aroma en el patio de los limoneros, llevar a sus hermanos de la mano entre casas encaladas, besar la frente de su abuela sentada al fresco de la noche estival... Y, sin embargo, vocea desde más allá del Mediterráneo cantos de muerte; recoge de la historia nombres medievales, pueblos y territorios que duermen en los libros para amenazar, dedo en alto, con horrores infinitos. Clama y reclama por una tierra que fue suya y que dejó atrás en nombre de los dioses que se alimentan de sangre. Tuvo en su mano