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Mostrando entradas de diciembre, 2022

Nochevieja

¿Cuántas Nocheviejas te vienen a la cabeza? ¿Alguna de la infancia? ¿Una desmadrada de la primera juventud? ¿Aquella en la que velabas los sueños de tus hijos? ¿Quizá la que pasaste en inquieta espera, al lado de un doliente? Si la pasas en compañía, el bullicio y los brindis y las risas te harán creer que el mundo tiene arreglo y la vida, compostura, y las gentes, apaño. Si la pasas en soledad, contando las que tuviste y las que quizá te quedan, puede que haya conformidad o desesperación, esperanza o resignación, tristeza o calma. Cualesquiera que sean tus circunstancias, recuerda que mañana saldrá el sol un poquito antes que hoy; recuerda que quien te quiere a veces está a punto de entrar por la puerta; recuerda que las promesas y los desengaños están hechos de la misma masa; recuerda que la vida es más que un brindis y una pose; recuerda, por encima de todo, entre risas o mirando a través del cristal de la ventana, que las mejores noches no suelen ser las que se escriben en mayúscul

Mi padre

Mi padre fue un joven valiente y pinturero. Hizo la mili en Granada como cabo furriel. Se vino a Barcelona buscando una vida mejor. Nunca se olvidó de su pueblo. Mi padre tuvo muchas novias y sentó la cabeza con mi madre. En el pueblo bebía Moriles y en Hospitalet, también Gandesa. Le gustaba pardear en la barra del bar, sin sentarse. No sé por quién le pusieron Antonio, quizá por un tío. Era presumido hasta decir basta. Mi padre nunca tuvo carnet de conducir ni pasaporte. Le gustaban los toros y las películas de Charlot. Mi padre me llevaba a cambiar cromos al mercado de San Antonio, al canódromo y a ver los pájaros en los puestos de la Rambla. Se bajaba en alguna estación a comprar algo en los viajes en el Sevillano. Yo temía que el tren arrancara sin él. Fumaba Rossli y Sombra y puros con vitola. Se lamentaba de no haberse reenganchado al acabar el servicio militar. Mi padre sabía hacer zapatos finos y choclos de campo. Siempre llevaba un peine y una navajilla en el bolsillo. Fue el

Felicitaciones

Llegan días de felicitaciones.   Nos deseamos lo mejor: cada uno que escoja entre eso tan indeterminado qué es lo que necesita y lo que, a su criterio, le hará más feliz de aquí en adelante. Los que han padecido enfermedad colocan en la salud lo más preciado; los que han pasado apuros esperan un golpe de suerte o un trabajo que les mejore; los que se sienten solos esperan cariño y compañía; los tristes, alegría; los desilusionados, entusiasmo... Ciframos el cambio de nuestro destino a unas fechas señaladas en rojo en el calendario o al cambio de año que añade una vuelta más al camino del mundo. Sabemos que no es suficiente, pero nos conforta saber que alguien se ha acordado de nosotros y nos ha deseado lo mejor. Así, os envío esos deseos a todos los que me habéis querido y acompañado este año, en la confianza de que, deséandolo con fuerza, todo irá a mejor. Felices Fiestas y Feliz Año Nuevo. Imagen: retrato en el estudio fotográfico Oliveras. Hace ya...