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Mostrando entradas de 2021

Lo que pido al 2022

Viajamos en una nave que completa hoy su trayecto alrededor del sol, cerrando así un ciclo de vida. Cuando lleguen las doce y las campanadas den fe del cambio de año, entre los gestos rituales de las uvas, el cava y las sonrisas, hemos de sacar unos segundos para pedir deseos para nosotros y para aquellos que apreciamos y que pueblan nuestro mundo. Es difícil elegir algo de entre todo lo que nos falta o de entre todo lo que se tiene y se quiere conservar. Algunos se aventuran a pedir que se cumpla un sueño que llevan largo tiempo acariciando. Los más conformistas piden quedarse como están. Los perezosos hacen suyos los deseos comunes y piden paz y alegría en el mundo, como si eso no dependiera de que se cumplan miles de anhelos previos. Hay quien esconde deseos, demasiado arriesgados para nombrarlos, y espera que se cumplan mágicamente solo por no decirlos en voz alta. Esperan que este que empieza sea, por fin, su año. Y hay quien ya no tiene deseo alguno porque siente que todo lo que

Agradecimiento

Hay gentes que fueron nosotros antes de nosotros mismos.  Los nuestros, el camino que utilizamos para venir a la vida, con su carácter, sus ilusiones y sus hechos abren una vereda a la que nos incorporamos un día, sin ser preguntados. Tenemos de ellos bueno y malo. Sus ojos, su pelo, la manera de caminar, un gesto cuando estamos descuidados, un instante de ira, un mal responder, la sensibilidad, la simpatía, la desidia o el empuje, el optimismo, la forma de ver el mundo, el conformismo, la rebeldía, la sonrisa... Revoloteamos a su alrededor en la infancia; huimos despavoridos en la adolescencia; volvemos poquito a poco en la madurez; les perdonamos; les pedimos perdón; los entendemos... Nos van abandonando. A veces, cuando les toca; a veces, cuando aún no era su hora. Les lloramos y seguimos con coraje mientras somos jóvenes. Pero a medida que pasan los años, cada pérdida es una congoja mayor. Nos van haciendo huérfanos, en el sentido más amplio de la palabra: nos dejan a la intemperie

Mi tita. Biografía de lo cotidiano II

Mi tita se llamaba Adela por su abuela paterna. Su madrina quería ponerle Encarnación, pero no quiso la familia y hubo cambio de madrina. A mi tita no le gustaba ni la leche ni el queso y había que guardarle un vaso que no hubiera estado  empringao  en leche para cuando ella viniera. Mi tita volvió a nacer cuando el mulo en el que viajaba mató de una coz en el pecho al hombre que la acompañaba y ella se quedó entre sus patas. Era asustadiza: le temía a los vivos, pero también, y sobre todo, a los muertos. Le temía a la muerte y a lo que hubiera o no hubiera después. Ahora ya, por fin, se acabaron sus temores y sus miedos. Mi tita era muy inteligente. Las maestras quisieron convencer a su padre de que le diera carrera. Mi abuelo Gonzalo no quiso ni oír hablar de ello: eran otros tiempos. Cuando veíamos juntas Cifras y letras  calculaba a la velocidad del rayo. Entre sus cosas, he descubierto las cartas que le escribió mi abuela durante años. Me ha devuelto a mi abuela a través del tiemp

Diecinueve de mayo

Nací recién traspasada la madrugada de un diecinueve de mayo.  Hace ya tanto tiempo que apenas queda nadie de los que se asomaron por primera vez a mi cuna. Faltan mis bisabuelos, mis abuelos, mis padres, casi todos mis tíos. Faltan vecinos, conocidos, algunos primos... Faltan los cantantes que llenaban las radios y los actores que llenaban los cines. Faltan los que dominaban el mundo y faltan los esclavos que lo sostenían. Faltan paisajes. Faltan casas y calles. Faltan objetos cotidianos que perdieron su uso. Faltan realidades y faltan sueños. Incluso falto yo. Porque esa que reposa en el moisés de princesa ya no está.  Estoy yo, que no soy ella ni las sucesivas que la siguieron. No está la niña pizpireta, la adolescente insegura, la joven ilusionada... Estoy yo, que soy otra. Cruzo un umbral y doy las gracias por ello, pero sé que es hora de despedidas y de cierres y sé que hay cumpleaños que cierran ventanales y achican horizontes y así hay que aceptarlo porque es el ciclo de la vid

La felicidad

Que esté cayendo la noche. Que te arrope tu madre y arropar a tus hijos. Esa es la esencia de la felicidad.  
Aquella  mañana se concentraron los quintos en la plaza. Como cada año, el acontecimiento llevaba a familia, amigos y vecinos a no perderse el momento.  Pocas cosas había que rompieran tanto la rutina en un pequeño pueblo en los años cuarenta como el ver arrancar la camioneta llena de los mocitos que iban a cumplir el servicio militar (y a descubrir el mundo más allá del horizonte de olivares). Antonio -pinturero, echao palante , seguro de sí mismo- apoyó su mano en el cajón  y, de un salto, se subió con sus compañeros. Sabía que tenía público, especialmente femenino. Algunas novias ya del pasado y otras que esperaban serlo en el futuro. En una esquina, aún con calcetines y apenas catorce años, una niña morena le vio saltar y despedirse con media sonrisa de las que por él suspiraban. Y pensó con ese me voy a casar . No tenemos fotografía de aquel momento, pero sí del día en que Aurora cumplió su sueño: 30 de abril de 1960.  Juntos están ya para siempre.  

Feliz día de Andalucía o Amar nuestro origen sabiendo que ningún mérito hay en ello.

  Nuestra llegada a este mundo es, siempre, fruto del azar. Abrimos los ojos en un tiempo y en una casa, en un pueblo o ciudad, en un país... porque millones de azares se han encadenado para que así fuera. Mi padre y mi madre, y a su vez mis abuelos y abuelas, mis bisabuelos y tatarabuelos coincidieron en tiempo y espacio como pudieron no haberlo hecho.  Un viaje; una guerra; una profesión u otra; una enfermedad que salva o mata; una decisión, buena o mala; unos hijos que se mueren y dejan vacíos que hay que llenar; unos viudos que recomponen sus vidas porque aún son jóvenes; cruzar a tiempo una acera o no cruzarla; mirar a alguien por la calle y cambiar de rumbo; ser violento o pacífico; valiente o cobarde; el primero o el último de la familia...  Todas esas e infinitas variables más hacen que lo que eres rompa a llorar al salir del vientre de tu madre e inicies un camino único que nadie sabe a dónde puede llevarte. En ese camino, te enseñan a hablar en un idioma; te incluyen en una c

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais

Yo he visto cosas que no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. He visto el Teleprograma, el cobrador de los muertos, las cabinas de teléfonos, los butaneros del país, el Tang de naranja y limón, la Mirinda, los calcetines con borlas, la medalla de la madre ( dar mucho, recibir poco ), las estampas para el aguinaldo, las porterías sin telefonillo, los cromos en los chocolates, los Pulgarcitos, los tebeos apaisados, los cascos retornables, los autobuses con cobrador, las neveras de hielo, los pasos a nivel, las enaguas y los cancanes, las piruletas a peseta, la tele en blanco y negro, las pipas de Popeye, los yoyós, las pesetas de papel, los dos reales con agujero, las antenas de cuernos, la carta de ajuste, las lecherías, los bares con cáscaras de gambas, el cine de sesión continua, el Nodo, Franco inaugurando pantanos, los t

Donde fuimos felices

Qué maravilloso es que te regalen. Significa que alguien ha pensado en ti; que ha dedicado su tiempo a recordar cómo eres, lo que te gusta, lo que alguna vez has mencionado como deseo; que se ha fijado en lo que llevas, en lo que lees, en lo que alabas... Qué maravilloso es regalar. Significa que tienes a gente querida; que has dedicado tu tiempo y tu esfuerzo y tu dinero a invertir en provocar una sonrisa de felicidad, una emoción, un agradecimiento genuino. Y luego está el autorregalo.  Significa que decides que te mereces algo y que tú también te quieres; que has encontrado un detalle que te emociona, que te calma, que te alegra. No tiene que ser caro si quieres sorprenderte a ti misma, puesto que el dinero no es la medida de la felicidad; no tiene que ser corriente, puesto que cada día te rodeas de cosas corrientes. Tiene que ser pasión hecha objeto. Y así ha sido mi autorregalo de Reyes este año. Hay sitios donde una ha sido infinitamente feliz. Con la genuina felicidad de la infa