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Mostrando entradas de junio 24, 2015

Azzurro

Los fines de curso tienen siempre un sabor agridulce. Es cierto que en el fragor de la batalla diaria, cuando el invierno es más duro y más largo y el trabajo se amontona, soñamos con dar carpetazo a todo y refugiarnos en el dolce far niente, en el sopor veraniego... Dejar atrás las aulas, los alumnos, los pequeños y grandes problemas cotidianos... Tumbarnos al sol y dejarnos llevar por la ilusión de un eterno verano. Pero con cada año que dejamos atrás cerramos puertas que nunca volveremos a abrir. Hay gente que sale de nuestras vidas para siempre. Rutinas que abandonamos para no reencontrarlas jamás. Un año más y, lo que es peor, un año menos, se diluye en el pasado. Así que la melancolía me sacude cuando las puertas del curso están a punto de cerrarse tras de mí y entonces, añorada ya de lo aún no perdido, vuelvo la vista atrás y me veo, adolescente otra vez, lánguida e inquieta, apasionada y ansiosa, combativa y temerosa, joven, sobre todo joven, esperando del verano la vi