Creemos depender de aquello que nos rodea: lo que conseguimos, las personas que nos aguantan o que nos apoyan, los éxitos, las cosas materiales... Creemos que nuestra felicidad, o sencillamente nuestra tranquilidad, depende de lo que el día nos depara.
Avanzamos por la vida convencidos de que el alcanzar las metas que nos fijamos nos hará dichosos. Nos ponemos plazos para ser felices: cuando sea independiente, cuando mis hijos crezcan, cuando me jubile... Quemamos etapas con el anhelo de llegar a la siguiente, a aquella que nos proporcionará -¡por fin!- el ansiado estado de armonía. La Felicidad, con mayúscula. Está en el poder, está en el dinero, está en la salud, está en los míos, está...
Y llega un momento, más tarde o más temprano, en el que los golpes de la vida te obligan a parar, a replantearte las cosas y a decidir que el valor que sacas después de las caídas, la fuerza que sacas después de los fracasos, el empuje después de las desilusiones, la energía después de las tristezas es algo tuyo y de nadie más. Que la vida te ha creado para ser feliz porque de otra manera no entiendes qué haces ahí, limpiándote las lágrimas una y otra vez y sacando fuerzas de flaqueza.
Ahí estás y no te lo explicas pero eres tu mejor arma, la que te sostiene y te apoya, la que te recoge y te eleva de nuevo, la que dice "ya vendrán tiempos mejores", la que disfruta con lo más pequeño, la que canta después del llanto y baila después de la tormenta.
Que la vida sigue gracias a ti. Que sin ti tú no serías nada. Que eres quien más te quiere y más te ayuda. Que por más heridas que recibas, que por más veces que te arañen el corazón, nada podrá contigo.
Mírate al espejo de nuevo. En esa imagen que te devuelve está la única persona que realmente te puede proporcionar la felicidad. ¡Qué sería de mí sin mí!
(Imagen: fotografía personal. 2009)
Avanzamos por la vida convencidos de que el alcanzar las metas que nos fijamos nos hará dichosos. Nos ponemos plazos para ser felices: cuando sea independiente, cuando mis hijos crezcan, cuando me jubile... Quemamos etapas con el anhelo de llegar a la siguiente, a aquella que nos proporcionará -¡por fin!- el ansiado estado de armonía. La Felicidad, con mayúscula. Está en el poder, está en el dinero, está en la salud, está en los míos, está...
Y llega un momento, más tarde o más temprano, en el que los golpes de la vida te obligan a parar, a replantearte las cosas y a decidir que el valor que sacas después de las caídas, la fuerza que sacas después de los fracasos, el empuje después de las desilusiones, la energía después de las tristezas es algo tuyo y de nadie más. Que la vida te ha creado para ser feliz porque de otra manera no entiendes qué haces ahí, limpiándote las lágrimas una y otra vez y sacando fuerzas de flaqueza.
Ahí estás y no te lo explicas pero eres tu mejor arma, la que te sostiene y te apoya, la que te recoge y te eleva de nuevo, la que dice "ya vendrán tiempos mejores", la que disfruta con lo más pequeño, la que canta después del llanto y baila después de la tormenta.
Que la vida sigue gracias a ti. Que sin ti tú no serías nada. Que eres quien más te quiere y más te ayuda. Que por más heridas que recibas, que por más veces que te arañen el corazón, nada podrá contigo.
Mírate al espejo de nuevo. En esa imagen que te devuelve está la única persona que realmente te puede proporcionar la felicidad. ¡Qué sería de mí sin mí!
(Imagen: fotografía personal. 2009)
En el espejo se ve el reflejo del alma y "las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma" (Julio Cortázar).
ResponderEliminarEn el espejo se reflejan también los sueños. "Queda prohibido no sonreir a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños" (Pablo Neruda).
El espejo te repite día a dia que hay que tirar para adelante. "La vida es como montar en bicicleta. Si quieres mantener el equilibio, tienes que seguir avanzando" (Albert Einstein).
La mejor medicina, el mejor bálsamo: el amor propio y el me mi
conmigo. No fallan nunca. (Paqui Serrano)
"Deja que los perros ladren,es señal de que vamos avanzando".
ResponderEliminarGracias a ambos por estar ahí. No solo de uno vive el hombre (y la mujer).
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