Ir al contenido principal

De los días en los que sientes que lo que haces no sirve para nada

En la primera hora de la mañana es difícil captar la atención de los alumnos. Soñolientos y cansados se disponen a escucharte o a hacer como si.

Pero la clase de hoy es más ligera: no nos esperan los verbos, ni la ortografía, ni el vocabulario para ellos intrincado, ni la historia de la literatura.

Vamos a leer. Un libro escogido con cuidado, para adolescentes que no tienen en la lectura su placer. Son relatos de ciencia ficción.

Les hablo del autor del de hoy, Philip K. Dick. De su vida atormentada, de sus enfermedades mentales, de su alcoholismo y su drogadicción, de su muerte prematura. Parece que les engancho. ¿Han visto Blade Runner? No. Bueno, son jóvenes. Se basa en uno de sus relatos. Les digo que la veremos cuando acabemos la lectura del libro.
Y les hablo del cuento de hoy, "Impostor", y de cómo en este cuento se refleja el miedo del autor al futuro, a la tecnología, a la pérdida de la humanidad. Un cuento inquietante, hijo de sus paranoias y de su dolor.

Y empezamos la lectura. Los alienígenas están atacando la tierra y esta se defiende como puede. Va aguantando gracias, por ejemplo, a escudos protectores. Pero los seres invasores han desarrollado una tecnología que permite suplantar a los humanos y, una vez en la Tierra, detonar una bomba contra ellos. La suplantación es tan perfecta que incluso el suplantado es incapaz de recordar que lo es.

La historia avanza con la lucha del protagonista por demostrar que es humano, que el alienígena que vino a suplantarle ha muerto en el intento. Estamos llegando al final, van a matarlo; pero él, a la desesperada, encuentra la nave. Tiene que demostrar que es quien dice ser. Se acercan al cuerpo, allí verán la bomba que el impostor iba a detonar...

Quedan poco más de treinta líneas, las que descubrirán el desenlace.
Suena el timbre.
Sonrío. Bueno, vais a tener que leer este final por vuestra cuenta para saber dónde está el impostor.

No contestan. Cierran el libro y bostezan o hablan entre ellos o se levantan mientras yo recojo mis cosas. Ni uno solo ha agachado la cabeza para seguir leyendo veinte segundos más.

Y salgo de la clase más vieja y más triste de lo que entré. Con más desesperanza, con más miedo al futuro, con más pena. Por ellos y por mí.

Imagen: www.flickr.com

Comentarios

  1. Ah, pero les haces leer textos de aquellos sin emoticonos ni na?

    ResponderEliminar
  2. Nooo. Que no soy tan mala. Que el libro tiene "estampitas".

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La Nochebuena se viene, la Nochebuena se va...

" Dime, Niño, de quién eres   todo vestido de blanco.  Soy de la Virgen María  y del Espíritu Santo.  Resuenen con alegría  los cánticos de mi tierra  y viva el Niño de Dios  que ha nacido en Nochebuena.  La Nochebuena se viene, la Nochebuena se va.  Y nosotros nos iremos,  y no volveremos más.  Dime Niño de quién eres y si te llamas Jesús.  Soy de amor en el pesebre  y sufrimiento en la Cruz.  Resuenen con alegría los cánticos de mi tierra  y viva el Niño de Dios  que ha nacido en Nochebuena". Poníamos boca abajo el cajón en el que nos había llegado la matanza del pueblo y lo arrimábamos a la pared. Colocábamos con chinchetas en la pared un papel azul oscuro con estrellas, una de ellas con cola brillante. Echábamos viruta marrón, viruta verde... Poníamos un río y un laguito con papel de plata. En un esquina, el pesebre con la mula, el buey, San José, la Virgen y el Niño. En ...

Crónica de la excepción. Día 70

Ayer, 20 de mayo, James Stewart hubiera cumplido años. Nuestra infancia y juventud lo tuvo siempre presente.  En una época en la cual solo había una televisión y los barrios estaban llenos de cines de reestreno y programa doble, no era difícil encontrarse con sus gestos dubitativos y su peculiar voz (cosas del doblaje) casi cada semana.  Sus películas se reponían —alguna, como Qué bello es vivir , era un clásico navideño— y nos era tan cercano como los compatriotas que llenaban las novelas de media tarde o los Estudio 1. Pero esta entrada va de una pequeñísima parte de lo acontecido en su vida y que tiene que ver con otro grande del cine norteamericano, Henry Fonda. Ambos eran amigos, en ese grado en el cual la amistad pasa a ser casi un lazo de sangre. Eso, a pesar de las grandes diferencias que había entre ambos. La mayor de todas, quizá, sus tendencias políticas. Fonda era de izquierdas y Stewart, muy conservador. Su vida discurría paralela hasta que,...

Deseos de fin de año

En esta tesitura del fin de año, todos nos tomamos un tiempo para pedir deseos -para nosotros y para aquellos a quienes queremos- y las listas, sorprendentemente, son coincidentes y contienen tres o cuatro cosas en las que nos ponemos de acuerdo, como por arte de magia, después de todo un año de desencuentros públicos o privados. Mis deseos para el dos mil veinticinco son sencillos y se resumen en tener, ni más ni menos, lo que tenía en esa fotografía tomada una soleada mañana en la galería de mi casa de Miguel Romeu. Y que era, a saber: La salud despreocupada de quien tiene un cuerpo que funciona cada día sin mandar señales. La alegría genuina y el entusiasmo ante lo venidero sin el velo sucio que le ponen las consideraciones negativas. La pasión frente a lo que se hace en cada instante, sin rumiar sobre el momento que pasó o sobre el venidero. La certeza de ser querida porque sí, sin condiciones, porque a eso se viene al mundo. La conformidad con los días y sus afanes y la capacidad ...