Yo tenía sierritas en los dientes y unas trenzas espesas.
Y tras la puerta de la cocina un calendario de paisajes nevados a los que nunca viajé. Y en el calendario, tachados con furia, los días que pasaban lentos en noviembre, que aleteaban en febrero y que se desbocaban en mayo.
Y redondeado con estrellas infantiles, un día de junio.
Un kilométrico. La estación de Francia. Alcázar de San Juan. Mi abuela peinándome al ritmo del sevillano. Los Ayala en Encinas Reales. La Garbeña y el puente y el río espejeando entre las curvas.
La libertad absoluta. Las siestas en la era, en la alberca los Maquileos, en la barca...
Mis primos. Las calles empedradas donde me dejaba las rodillas y el olor a ciudad. Las carreras paseo arriba, paseo abajo. El frescor de la iglesia. Mis amigos.
Esta niña que no engorda y ya vienen sus padres. Duérmete la siesta. Qué sequilla está la niña. No cojas los gatos que los cangreas. Ay, que ya está revolviendo el arca. Toma una perrilla y ve a por magnesia. En la carpintería de Manolo te espera el tito. Súbete por la peana que no se asombre el mulo. Hoy te peso con la romana. Si quieres ver la tele vete ancá Dolores Ariza. Con los vales del azucarero tráeme pan y medio. No te asomes a la tinaja del avenate que te hosicas. Qué negrilla se ha puesto, que parece del miajón de la morcilla.
Si difícil es recuperarse de una infancia desgraciada superar una infancia feliz es imposible.
Imagen: fotografía familiar. Años 60.
Y tras la puerta de la cocina un calendario de paisajes nevados a los que nunca viajé. Y en el calendario, tachados con furia, los días que pasaban lentos en noviembre, que aleteaban en febrero y que se desbocaban en mayo.
Y redondeado con estrellas infantiles, un día de junio.
Un kilométrico. La estación de Francia. Alcázar de San Juan. Mi abuela peinándome al ritmo del sevillano. Los Ayala en Encinas Reales. La Garbeña y el puente y el río espejeando entre las curvas.
La libertad absoluta. Las siestas en la era, en la alberca los Maquileos, en la barca...
Mis primos. Las calles empedradas donde me dejaba las rodillas y el olor a ciudad. Las carreras paseo arriba, paseo abajo. El frescor de la iglesia. Mis amigos.
Esta niña que no engorda y ya vienen sus padres. Duérmete la siesta. Qué sequilla está la niña. No cojas los gatos que los cangreas. Ay, que ya está revolviendo el arca. Toma una perrilla y ve a por magnesia. En la carpintería de Manolo te espera el tito. Súbete por la peana que no se asombre el mulo. Hoy te peso con la romana. Si quieres ver la tele vete ancá Dolores Ariza. Con los vales del azucarero tráeme pan y medio. No te asomes a la tinaja del avenate que te hosicas. Qué negrilla se ha puesto, que parece del miajón de la morcilla.
Si difícil es recuperarse de una infancia desgraciada superar una infancia feliz es imposible.
Imagen: fotografía familiar. Años 60.
Bonito relato. Tengo un poema titulado Nostalgia publicado en mi blog y otro titulado Recuerdos de Infancia publicado en mi libro "Cuevas de San Marcos, entre fotos y versos". Nostalgias y recuerdos nos hacen revivir nuestra infancia y volver a disfrutarla.
ResponderEliminarNo sabía que tenías un blog.
Un saludo
Sí. Tengo tu libro.
EliminarMi tía me lo compró para regalármelo este verano. Lástima que, finalmente, no lo pudiste firmar.
Me ha gustado mucho.
Un abrazo.
Me e queao pá que me metan los pies en agua.
ResponderEliminar¿Y eso cómo es, Francisco?
EliminarJa, ja, ja. Explícamelo.