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Lo que las heroínas literarias me enseñaron

Ana Karenina, que aquello que fue no será para siempre, por fuerte que parezca. Que hay que tener cuidado con lo que se desea porque se puede conseguir. Que hay cargas cuyo peso doblegan el alma.

Doña Inés, que la potencia de la entrega y la inocencia pueden vencer la villanía. Que el amor es sanador. Que hay esperanza.

Scheherezade, la fuerza de la voluntad y el poder de la narración. Que alguien que no te quería te puede llegar a querer. Que las llamas se prenden con la constancia.

Alicia, que no hay barreras cuando juegas con la imaginación y la curiosidad. Que de ser especial nace todo lo bueno.

Emma Bovary, que hay que luchar contra las vidas mediocres, conformistas y sumisas, cueste lo que cueste. Aunque en el intento se quede la piel.

Antígona, que la desobediencia es a veces el camino de la liberación. Que combatir por lo que creemos nos libera y, si en ello perdemos la vida, habremos ganado sin duda.

Emma Woodhouse, que hay que escuchar al propio corazón. Que vivir pendiente de los demás mutila nuestra vida. Que debemos lanzarnos sin red. Que en el juego social nos podemos pillar los dedos.

Fortunata, que el instinto, a veces, es un mal consejero. Que hay promesas que se lleva el viento.

Dulcinea, que somos y parecemos y el parecer hace al ser. Que lo que el otro nos piensa también nos construye. Que la mirada ajena nos da identidad.

Cordelia, que la verdad no es siempre lo que los demás quieren oír. Que una mentira a tiempo nos salva de desastres. Que lo injusto y lo justo se entrelazan estrechamente.

Ana Ozores, que no hay que menospreciar la fuerza de los mediocres y el peso del qué dirán. Que hay que medir las fuerzas antes de entrar en la batalla.

Scarlet O'Hara, que hacer del capricho una bandera no siempre es recomendable. Que, aún así, contradicciones de la vida, los caprichosos a menudo ganan.

Úrsula Iguarán, que la fuerza femenina puede mover al mundo. Que las anticipaciones amargan. Que la energía y la voluntad sin límites tienen nombre de mujer.

La Maga, que la ingenuidad es potente. Que te pueden querer por lo que tú no valoras. Que el atractivo nos lo descubren los otros.

Hécuba, que el amor infinito puede ser destructivo. Que la venganza alcanza a vengados y vengadores.

Fermina Daza, que la culpa es un peso que lastra el corazón. Que hay que rendirse a veces a la constancia infinita. Que nunca es tarde si la dicha es buena. Que el amor traspasa las barreras más altas.

Jane Eyre, por encima de todas, que la voluntad, la fuerza, el valor, la tenacidad nos redimen del destino incierto. Que vivir es una aventura cuyo final no está escrito.

Y todas ellas, y tantas otras, que entre las páginas de un libro la vida late con tanta fuerza que nos sacude el corazón y la cabeza.

Bendita literatura.

Imagen: fotograma de Ana Karenina.

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