Van a pasar los años y ajarán tus manos, tus mejillas; huirá el brillo de tu pelo y la luz de tu mirada. Velis nolis.
Lo que empezó estallándote el corazón se quedará en rescoldo, en tibia brisa, en remanso lento. O quizá solo en humo.Velis nolis.
Aquellos que fueron tu refugio y tu alegría partirán de tu lado. Poco a poco olvidarás sus voces y el tacto de sus manos. Velis nolis.
Crecerán tus hijos. Volarán y el centro de su vida será otro sitio y otras gentes. Velis nolis.
Los amigos del alma se perderán en los vericuetos de la vida. Las tardes infinitas que pasaste con ellos serán un hueco en tu memoria. Velis nolis.
Cambiará tu tierra y será otra. No conocerás sus caminos ni sus calles. Las piedras que pisaste en dulces madrugadas dejarán de ser piedras y de ser conocidas. Velis nolis.
Las canciones, los libros, los poemas queridos... lo que formó tu alma dejará de escucharse, de correr boca a boca; nadie recordará haberlos recordado. Velis nolis.
Los gestos que repites, que parecen eternos, los cambiarás por otros uno a uno, sin pausa. Velis nolis.
Escribirás un día una última carta a alguien querido; brindarás una última sonrisa; dirás un último adiós; sellarás la partida con un último abrazo. Velis nolis.
Te enfadas. Te enfureces. Te rebelas. A veces, lloras; a veces, te resignas.
Dices siempre, eternamente, nunca, perpetuamente, para toda la vida, más allá de la muerte y del olvido. Dices no llegará ese día. Dices jamás.
Y oyes tu corazón: velis nolis.
Lo que empezó estallándote el corazón se quedará en rescoldo, en tibia brisa, en remanso lento. O quizá solo en humo.Velis nolis.
Aquellos que fueron tu refugio y tu alegría partirán de tu lado. Poco a poco olvidarás sus voces y el tacto de sus manos. Velis nolis.
Crecerán tus hijos. Volarán y el centro de su vida será otro sitio y otras gentes. Velis nolis.
Los amigos del alma se perderán en los vericuetos de la vida. Las tardes infinitas que pasaste con ellos serán un hueco en tu memoria. Velis nolis.
Cambiará tu tierra y será otra. No conocerás sus caminos ni sus calles. Las piedras que pisaste en dulces madrugadas dejarán de ser piedras y de ser conocidas. Velis nolis.
Las canciones, los libros, los poemas queridos... lo que formó tu alma dejará de escucharse, de correr boca a boca; nadie recordará haberlos recordado. Velis nolis.
Los gestos que repites, que parecen eternos, los cambiarás por otros uno a uno, sin pausa. Velis nolis.
Escribirás un día una última carta a alguien querido; brindarás una última sonrisa; dirás un último adiós; sellarás la partida con un último abrazo. Velis nolis.
Te enfadas. Te enfureces. Te rebelas. A veces, lloras; a veces, te resignas.
Dices siempre, eternamente, nunca, perpetuamente, para toda la vida, más allá de la muerte y del olvido. Dices no llegará ese día. Dices jamás.
Y oyes tu corazón: velis nolis.
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