Pero hoy estoy un poquito respondona, un tantito rebelde y un mucho hartita.
Me encanta facebook. Entrar y ver a mis amigos -algunos muy reales y otros, al menos de momento, solo virtuales- y leer sus ocurrencias, sus historias, seguir sus vicisitudes y compartir con ellos instantes fugaces de felicidad es un manera mágica de llenar los ratitos de ocio.
Sin embargo, y como -parafraseando aquella divertida sección de El Jueves- alguien tenía que decirlo, voy a repasar todo aquello que me crispa, sobre todo, porque cada vez abunda más:
- La filosofía de secano, mezcla de Coelho con el vecino del quinto, que parece profunda porque se escribe con un programa que la enmarca en un precioso cartel. Sistema filosófico feisbuquero le llamo yo.
- Las indirectas en general que no suelen dar en el blanco a donde quieren ir a parar. Amigos traidores, amantes despechados, maridos y mujeres ofendidas, novios atormentados... Probablemente los destinatarios no se dan por aludidos, aun cuando los etiqueten.
- Las peticiones de juegos para saber si te leen, si te quieren, si eres de los suyos o de los otros, si tienes amigos, conocidos o saludados.
- Las provocaciones y chantajes emocionales del tipo: porque soy negro, porque soy down, porque me falta una pierna, porque tengo un grano en la nariz... no me darás un me gusta.
- La confianza, basada en la fe del carbonero, de que tu amén va a curar el cáncer, el sida; va a paliar el hambre, la guerra, las masacres y hasta los huracanes.
- Las cadenas, tan viejas como el mundo, para que te mueras de miedo con la malisima suerte que te van a traer si las ignoras.
Pero sobre todo, y más que todo, me sublevan esos textos y esas poesías cursis que se recomiendan como geniales o preciosas y que están llenas de lugares comunes, de metáforas manidas y de imágenes trilladas. Quien las alaba tanto, poco ha transitado por la literatura y la magia del buen escribir y del mejor leer.
Así que, para conjurar hoy ese lastre y bendecir un facebook tan bello como quienes lo pueblan se merecen, os dejo este enlace maravilloso: un soneto de Sabina que combina la belleza, la indirecta, la filosofía, la poesía y, si me apuras, los amenes.
'Si quieres enemigos, ya los tienes,
pero si socios buscas, ¿cuándo vienes
a repartir conmigo la poesía?'
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