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Sobran sillas


El publicista se despierta con una idea brillante en la cabeza.
Y aquella mañana la presenta a los jefes y estos, entusiasmados, al cliente.
El cliente se siente fascinado por el eslogan, por la puesta en escena.
Por fin desbancarán al vuelve a casa, vuelve. 
Pasarán a engrosar el grupo de las frases míticas: las muñecas de Famosa se dirigen al portal; el lobo, qué buen turrón; busco a Jacks; hola, soy Edu, feliz Navidad; el turrón más caro del mundo...

Lo planifican, lo ruedan, lo emiten. Sobremesas, tarde, noche.
Un hueco en cada casa, en cada cabeza.

Faltan sillas, faltan sillas. Abrazos, sonrisas, la felicidad plena.
¿Te llega el mensaje? Toca ser feliz y ese supermercado nos muestra cómo serlo. Sin resquicios, sin grietas. Ahora toca ser feliz. Faltan sillas.

El cliente se va contento a la cama: su marca ha dado en el clavo.
Los jefes se van contentos a la cama: su empresa ha dado en el clavo.
El publicista se va contento a la cama: su idea ha dado en el clavo.

Y a nosotros nos han dado en el corazón porque sabemos que la verdad es, siempre y amargamente, que sobran sillas.

Imagen: anuncio "Faltan sillas" de Lidl. Campaña navideña 2016.

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