Parte de mi trabajo consiste en enseñar a alumnos de la ESO a leer y escribir en el más amplio sentido de la palabra: a leer comprendiendo todas y cada una de las palabras y el significado que tienen en su contexto. A interpretar lo leído y a reflexionar, si se requiere una respuesta.
Es una tarea ardua porque no es la lectura aquello que más atrae hoy en día al común de los adolescentes y, a veces, me desespero por los errores de interpretación que cometen en su desconocimiento del lenguaje.
No obstante, soy optimista y creo que el tiempo y la madurez les darán la curiosidad necesaria para subsanar las lagunas que ahora tienen.
Aunque hay situaciones que me hacen perder el optimismo al comprobar que la gente no aprende por madurez y que la ignorancia campa libremente por nuestra sociedad con el agravante de ser atrevida y dañina.
Todo este preámbulo viene a cuento de una desafortunada situación en la cual me vi envuelta ayer en las redes sociales.
En un grupo de facebook, que yo consideraba cercano y con gente más o menos razonablemente conocida, comenté el tema estrella de esta semana: el ascenso sorpresivo y preocupante de Vox en Andalucía, que ha dejado en estado de estupor a la izquierda y, en general, a la gente moderada.
El comentario empezaba diciendo: "Vox es la derecha desacomplejada".
Ya no importó lo que viniera después: el ataque furibundo saltó como un tigre escondido y, apoyándose unos en otros, se me hizo aparecer como una ultraderechista camuflada, o como una desinformada en el mejor de los casos, que reventaba la unidad contra esos malos en ascenso.
Contesté como buenamente pude a las puñaladas verbales y a las descalificaciones y acabé el día con un mal cuerpo infinito. Y sin entender cómo se había hecho una interpretación tan absolutamente errónea de mis palabras.
Hoy, ya más tranquila, he pensado sobre ello y he encontrado la solución.
Parece ser que el detonante fue la palabra "desacomplejada" que les debió sonar a algo ligero, divertido, leve y hasta amable.
Nada más lejos de la realidad.
La palabra desacomplejada (que, por cierto, no viene recogida de momento en la RAE, pero que es un 'palabro' muy periodístico) hace referencia a alguien o algo que se quita los 'complejos', es decir, la máscara, los escrúpulos para mostrarse como realmente se es.
Y eso es exactamente lo que es Vox: una derecha, o ultraderecha, como se quiera, que no tiene miedo a enseñar los dientes, que dice a las claras todas las barbaridades que se le ocurren, sin el pudor de cierta derecha que lo oculta porque le restaría votos o porque no queda bien.
Y eso es tan cierto y tan como yo lo usé que, como aquí os muestro, incluso alguien tan pooooooco sospechoso de aplaudir a Vox como es el señor Xavier Bru de Sala ha recurrido al mismo adjetivo para calificarlos.
Así pues, quien leyó y no comprendió se permitió el lujo de abrir una sucia boca que, sin miramientos, descalificó e insultó.
Y tuvo palmeros. Todos ellos y su falta de comprensión lectora dejaron el pabellón de su cultura donde se merecía: en el suelo.
La estulticia y la ignorancia unidas a la impunidad de las reded sociales forman un triste cóctel.
No obstante, les doy las gracias porque voy a acometer mi trabajo con más ganas, intentando que mis alumnos se libren de ser lo que ellos son.
Es una tarea ardua porque no es la lectura aquello que más atrae hoy en día al común de los adolescentes y, a veces, me desespero por los errores de interpretación que cometen en su desconocimiento del lenguaje.
No obstante, soy optimista y creo que el tiempo y la madurez les darán la curiosidad necesaria para subsanar las lagunas que ahora tienen.
Aunque hay situaciones que me hacen perder el optimismo al comprobar que la gente no aprende por madurez y que la ignorancia campa libremente por nuestra sociedad con el agravante de ser atrevida y dañina.
Todo este preámbulo viene a cuento de una desafortunada situación en la cual me vi envuelta ayer en las redes sociales.
En un grupo de facebook, que yo consideraba cercano y con gente más o menos razonablemente conocida, comenté el tema estrella de esta semana: el ascenso sorpresivo y preocupante de Vox en Andalucía, que ha dejado en estado de estupor a la izquierda y, en general, a la gente moderada.
El comentario empezaba diciendo: "Vox es la derecha desacomplejada".
Ya no importó lo que viniera después: el ataque furibundo saltó como un tigre escondido y, apoyándose unos en otros, se me hizo aparecer como una ultraderechista camuflada, o como una desinformada en el mejor de los casos, que reventaba la unidad contra esos malos en ascenso.
Contesté como buenamente pude a las puñaladas verbales y a las descalificaciones y acabé el día con un mal cuerpo infinito. Y sin entender cómo se había hecho una interpretación tan absolutamente errónea de mis palabras.
Hoy, ya más tranquila, he pensado sobre ello y he encontrado la solución.
Parece ser que el detonante fue la palabra "desacomplejada" que les debió sonar a algo ligero, divertido, leve y hasta amable.
Nada más lejos de la realidad.
La palabra desacomplejada (que, por cierto, no viene recogida de momento en la RAE, pero que es un 'palabro' muy periodístico) hace referencia a alguien o algo que se quita los 'complejos', es decir, la máscara, los escrúpulos para mostrarse como realmente se es.
Y eso es exactamente lo que es Vox: una derecha, o ultraderecha, como se quiera, que no tiene miedo a enseñar los dientes, que dice a las claras todas las barbaridades que se le ocurren, sin el pudor de cierta derecha que lo oculta porque le restaría votos o porque no queda bien.
Y eso es tan cierto y tan como yo lo usé que, como aquí os muestro, incluso alguien tan pooooooco sospechoso de aplaudir a Vox como es el señor Xavier Bru de Sala ha recurrido al mismo adjetivo para calificarlos.
Así pues, quien leyó y no comprendió se permitió el lujo de abrir una sucia boca que, sin miramientos, descalificó e insultó.
Y tuvo palmeros. Todos ellos y su falta de comprensión lectora dejaron el pabellón de su cultura donde se merecía: en el suelo.
La estulticia y la ignorancia unidas a la impunidad de las reded sociales forman un triste cóctel.
No obstante, les doy las gracias porque voy a acometer mi trabajo con más ganas, intentando que mis alumnos se libren de ser lo que ellos son.
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