Hoy me ha costado ponerme delante del ordenador a escribir esta crónica.
Diréis que pronto me he venido abajo, que apenas estamos en el día 13 (y no es el oficial, llevamos 11, porque yo cuento desde que el anuncio ya estaba hecho), pero las noticias no mueven más que a la desesperanza: 3434 muertos, 47610 contagiados (7000 casos más que ayer, 445 muertos más que ayer).
Pero los seres humanos somos así: hoy nos agarramos al optimismo, a la fe del saldremos de esta, al humor, y mañana nos despeñamos por el más negro de los horizontes.
Los tiras y aflojas de políticos y expertos no ayudan: que si hemos comprado, que si no tenemos; que si llegamos al pico, que si aún falta mucho para que disminuyan los contagios; que si la vacuna está cerca, que si ni se vislumbra; que si el verano traerá la remisión, que si esta pandemia se hará cíclica; que si tú, que si yo...
Ya está oscureciendo.
Pronto saldrán de nuevo los vecinos a aplaudir, a poner música, a hacer señales luminosas...
Todos como náufragos a la deriva, esperando quizá que nos vea ese transatlántico al que subiremos, salvados milagrosamente del cabeceo de las olas, del frío, de la intemperie oscura, del olvido...
Nada más puedo contar hoy: que he visto la mañana, la tarde y el atardecer desde el balcón. Que me parece que todo era bonito, que prometo querer más y pedir menos, que os espero al otro lado del naufragio.
Cuidémonos.
Fotografía: desconocida paseando a su perrito. 13:03
Comentarios
Publicar un comentario