Ir al contenido principal

Crónica de la excepción. Día 13

Hoy me ha costado ponerme delante del ordenador a escribir esta crónica.

Diréis que pronto me he venido abajo, que apenas estamos en el día 13 (y no es el oficial,  llevamos 11, porque yo cuento desde que el anuncio ya estaba hecho), pero las noticias no mueven más que a la desesperanza: 3434 muertos, 47610 contagiados (7000 casos más que ayer, 445 muertos más que ayer).

Pero los seres humanos somos así: hoy nos agarramos al optimismo, a la fe del saldremos de esta, al humor, y mañana nos despeñamos por el más negro de los horizontes.

Los tiras y aflojas de políticos y expertos no ayudan: que si hemos comprado, que si no tenemos; que si llegamos al pico, que si aún falta mucho para que disminuyan los contagios; que si la vacuna está cerca, que si ni se vislumbra; que si el verano traerá la remisión, que si esta pandemia se hará cíclica; que si tú, que si yo...

Ya está oscureciendo. 
Pronto saldrán de nuevo los vecinos a aplaudir, a poner música, a hacer señales luminosas... 
Todos como náufragos a la deriva, esperando quizá que nos vea ese transatlántico al que subiremos, salvados milagrosamente del cabeceo de las olas, del frío, de la intemperie oscura, del olvido...

Nada más puedo contar hoy: que he visto la mañana, la tarde y el atardecer desde el balcón. Que me parece que todo era bonito, que prometo querer más y pedir menos, que os espero al otro lado del naufragio.

Cuidémonos.

Fotografía: desconocida paseando a su perrito. 13:03





Comentarios

Entradas populares de este blog

La Nochebuena se viene, la Nochebuena se va...

" Dime, Niño, de quién eres   todo vestido de blanco.  Soy de la Virgen María  y del Espíritu Santo.  Resuenen con alegría  los cánticos de mi tierra  y viva el Niño de Dios  que ha nacido en Nochebuena.  La Nochebuena se viene, la Nochebuena se va.  Y nosotros nos iremos,  y no volveremos más.  Dime Niño de quién eres y si te llamas Jesús.  Soy de amor en el pesebre  y sufrimiento en la Cruz.  Resuenen con alegría los cánticos de mi tierra  y viva el Niño de Dios  que ha nacido en Nochebuena". Poníamos boca abajo el cajón en el que nos había llegado la matanza del pueblo y lo arrimábamos a la pared. Colocábamos con chinchetas en la pared un papel azul oscuro con estrellas, una de ellas con cola brillante. Echábamos viruta marrón, viruta verde... Poníamos un río y un laguito con papel de plata. En un esquina, el pesebre con la mula, el buey, San José, la Virgen y el Niño. En ...

Crónica de la excepción. Día 70

Ayer, 20 de mayo, James Stewart hubiera cumplido años. Nuestra infancia y juventud lo tuvo siempre presente.  En una época en la cual solo había una televisión y los barrios estaban llenos de cines de reestreno y programa doble, no era difícil encontrarse con sus gestos dubitativos y su peculiar voz (cosas del doblaje) casi cada semana.  Sus películas se reponían —alguna, como Qué bello es vivir , era un clásico navideño— y nos era tan cercano como los compatriotas que llenaban las novelas de media tarde o los Estudio 1. Pero esta entrada va de una pequeñísima parte de lo acontecido en su vida y que tiene que ver con otro grande del cine norteamericano, Henry Fonda. Ambos eran amigos, en ese grado en el cual la amistad pasa a ser casi un lazo de sangre. Eso, a pesar de las grandes diferencias que había entre ambos. La mayor de todas, quizá, sus tendencias políticas. Fonda era de izquierdas y Stewart, muy conservador. Su vida discurría paralela hasta que,...

Volver sin poder volver

Y te haces los kilómetros sabiendo que vuelves sin volver. Porque no se puede volver al abrazo de una abuela, a un cine de verano, a los bancos del paseo donde se cruzan las primeras miradas de deseo, a bañarte en una alberca, a oír los campanillos de los mulos. No se puede volver a las calles empedradas, a las noches en el zaguán, a que manos queridas te monden las pipas, a retreparte en una silla de enea, a la feria con amigas, a la tienda de Silvestre. No se puede volver a llenar un cántaro, a guardar sitio en las pilas, a sentarse en un tranquillo a ver pasar la vida, a que te pregunten de quién eres. No se puede volver a esperar la alsina de Málaga, a ver los carteles del cine de Pavón, a comprar magnesia en un cartuchito, a subir a la carretera a ver cómo anochece. No se puede volver a la Galaxy, a comer pimientos en los Vaqueros, a encargar un jersey en las Arjonas, a aguantar las miradas subiendo frente al Estrecho. No se puede volver a escuchar los chascarrillos de tu abuelo, ...