
Pues se lo crea o no, así ha sido.
A estas horas, y escribiendo mi crónica, me doy cuenta de cómo se cuelan los minutos entre los dedos cuando no tienes un horario que te aprieta.
De todas formas, y en descargo de mí misma —que bastante cargo nos ha echado esta situación encima—, diré que, aún así, todo lo que hemos hecho ha sido gratificante o divertido o sanador, o las tres cosas a la vez.
Sin ser exhaustivos:
- hablar y/o whatsappear con amigos
- ver una serie trepidante y adictiva
- leer su poquito de novela y su poquito de poesía
- ayudar a alguien querido a mucha distancia
- conversar con quien está sola y esperando mi llamada
- revisar los deberes y dudas de mis alumnos
- aplaudir con el corazón, porque hoy me ha pillado ocupada
- ver las noticias justitas, ni un minuto más, para estar al día
- las excepcionalidades de la excepción que hoy han recaído en...

- hacer mascarillas —caseras, pero estilosas— y probárselas a una modelo de lujo
y
- hacer torrijas por primera vez —no se admiten críticas a la pinta porque el sabor les otorgaba todas las estrellitas que hiciera falta.
Fotografías: la hechura y la modelo, 15:20. La fuente de torrijas, 18:30.
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