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Crónica de la excepción. Día 35

Antonio Machado, por boca de Juan de Mairena, nos enseñó muchas cosas.
Su voz, siempre sabia, nos ha hecho mejores lectores, mejores oradores, mejores escritores; mejores personas, en definitiva.

En uno de mis libros de BUP (ay, ese añorado BUP en estos tiempos de la ESO), aparecía este conocidísimo fragmento, en el capítulo en donde Juan de Mairena habla a sus alumnos:

—Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: «Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa».
El alumno escribe lo que se le dicta.
—Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.
El alumno, después de meditar, escribe: «Lo que pasa en la calle».
Mairena. —No está mal.

Mairena —Machado— rechaza lo difícil, lo artificial, lo recargado, lo barroco, la vuelta sin sentido en busca de una palabra o una expresión que conceda la pátina de inteligencia que se supone que se ha de tener. Mientras, brillando como una piedra preciosa, esperando humilde, están esas otras que hacen del lenguaje algo fluido, sencillo y perfectamente inteligible.

Y esto viene a cuenta, ¿de qué?
De la intervención, cortita (poco más de doce minutos), de Isabel Celaá, ministra de Educación y Formación Profesional del actual gobierno —en el programa de Alsina, Más de uno—, para aclarar el aprobado general que corría ayer de boca en boca.

La formación académica de la susodicha política incluye Filología Inglesa, Filosofía y Letras y Derecho, por Deusto y Valladolid; ahí queda eso.
Antes, un bachillerato de prestigio en el Colegio Sagrado Corazón de Bilbao. Que ser socialista y partidaria de la educación pública no quita de dónde vienes (cosa imposible, por otra parte), pero tampoco quita a dónde vas y te lleva a matricular a tus hijas —esas que no te pertenecen— en las Irlandesas de Lejona.

La señora ministra ha explicado, con su voz pausada y su ritmo medido, qué era y qué no era lo que iba a pasar este tercer trimestre en los colegios e institutos y qué era y qué no era lo verdadero y lo falso.

Para ello, ha dado unos curiosos giros y ha sustituido las palabras más claras por otras más, ¿pomposas, rigurosas, técnicas, modernas? Lo que sea.

Esto de hoy va a ser, pues, un comentario de un texto oral. Ahí va.

- La norma es la promoción (de curso) y la repetición es la excepción. Debido a las excepcionales circunstancias, este año MÁS aún. Comentario: ¿Cómo puede ser una norma y una excepción más áun?

- Las leyes están, pero son los grupos de evaluación, los equipos de evaluación, que son los que conocen a sus alumnos (...) les han venido dando materias los que dirimirán si han conseguido superar los objetivos generales de la evaluación y si tienen la posibilidad para poder superar el curso y pasar a otro y, si no, excepcionalmente, le va a venir mejor repetir curso, lo harán. Comentario: los profesores que, obviamente, les dan clase son los que deciden si han superado o o los objetivos y, no excepcionalmente, sino por sentido común, si les conviene o no repetir. Como toda la vida.

- Nadie pide que nada se cambie sino que se adapte este currículum enormemente enciclopédico para adaptarse a los aprendizajes y competencias esenciales. Comentario: sin comentarios, porque no sé qué entiende la ministra por enormemente enciclopédico hablando del currículum de la ESO.

- La evaluación será continua, global (...), se han finiquitado los dos primeros trimestres de manera presencial. Comentario: la evaluación es continua y global desde mucho antes de que ella llegara al ministerio y el bichito a nuestras vidas. Y sí, finiquitado, bien, pero mejor acabado, terminado...

- No hay un aprobado general, cabe la repetición, pero ha de ser excepcional. Comentario: ¿Dónde he oído yo eso antes?

- El grupo de evaluación deberá renunciar a que ese alumno llegue a cubrir todos y cada uno de los extremos del ámbito de conocimiento, llamémosle asignaturas. Comentario: aquí ha estado bien la ministra; ella sola ha pensado que asignatura era una palabra más apropiada que extremo del ámbito de conocimiento y ha corregido sobre la marcha.

- La repetición produce un decalaje emocional. Comentario: ay, las muletillas de la educación francesa.

-...el profesorado está haciendo una labor de identificación de aquellos alumnos que aún estaban desconectados. (...) Importante que ese alumno adolescente que está desconectado, si no ha sido localizado por su profesor, conecte con su centro de referencia. Comentario: que en el siglo XXI, con tantas medallas y tantos moños como se pone la administración educativa (la que sea), aún no había un control real y válido de los alumnos que salvara la dichosa brecha tecnológica. Que para eso están los profes, que lo mismo valen para un roto que para un descosido.

- Sería injusto que actuáramos como si nada hubiera ocurrido. Comentario: ¿quién ha dicho eso? Los de a pie de obra no pensaban hacerlo, desde luego.

- En las EBAU (antigua Selectividad) el alumno podrá tener más opcionalidad. No A o B, sino que puede configurar su ejercicio de contenidos de A y B. No más fácil, sino más justo. Comentario: que como no sabemos ni si sí, ni si presenciales, ni si cómo, mire usted, hábleme de lo que sepa, pero yo le sigo dando dos opciones y ahí ya, usted, saca el cóctel. Entre medias, palabrejas que resuenen: opcionalidad, configurar...

- El curso termina en junio, pero habrá unos programas de verano (contaremos con administraciones públicas, ayuntamientos, entidades) y con el estímulo y el impulso del Ministerio, con un plan de refuerzo PROA; ahí haremos algo interesante para que los niños, los niños y las niñas, puedan estar al aire libre con deporte y conocimientos. Comentario: las colonias de toda la vida, con recursos privados y semiprivados, pero que no tenemos ni idea de cómo serán ni quién las pagará. Eso sí, en la proa siempre, no como el capitán pirata.

Hay que considerar dos últimas cosas. Una negativa y otra positiva.
La negativa, que se ha olvidado algunas veces de su propia regla gramatical de desdoblar en todas y cada una de las ocasiones el masculino y el femenino, sustituyendo al genérico. Mal, muy mal. Las reglas, aunque sean inventadas, hay que cumplirlas.

La positiva que, por lo menos, no tenía el tonillo prepotente y la sonrisita inclasificable de Yolanda Díaz, su homóloga de Trabajo, explicando los ERTE.
Lo suyo era pura erudición consuetudinaria, que le acontece en todas las intervenciones, y no prepotencia. Gracias a Dios.

Fotografía: aula del instituto de Soria donde daba clase Antonio Machado. Autoría de Santiago Pastor. Pinterest.

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