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Crónica de la excepción. Día 57

Híbrido/da:

Del latín hybrida.
1. adj. Dicho de un animal o vegetal: Procreado por dos individuos de distinta especie. U.t.c.s.
2. adj. Dicho de una cosa: Que es producto de elementos de distinta naturaleza.
3. adj. Biol. Dicho de un individuo: De padres genéticamente distintos con respecto a un mismo carácter.
4. adj. Mec. Dicho de un motor y, por ext., de un vehículo: Que puede funcionar tanto con combustible como con electricidad. U.t.c.s.m.

Y esto es todo lo que puedo deciros sobre lo que es algo híbrido o híbrida.

En la foto os he puesto a un híbrido querido, con su nombre, que se llamaba Carbonero y que nos dio muchos días gloriosos en veranos añorados. 
Haber sido producto de padre y madre de distinta naturaleza y ser él mismo un ente extraño, sin derecho a reproducción, no le privó de ser importante, trabajador, y estar perfectamente diseñado para ejecutar todo aquello que se le exigía. Su cuerpo, su mente, sus sentidos, sus músculos; cada una de las piezas que lo formaban tenían un objetivo y una función. Nunca fallaba y sabíamos qué se le podía pedir y de qué manera.

Para que no digan que soy una antigua, también tenéis aquí otro ejemplo de algo híbrido. Lo último de lo último: un coche que funciona con combustible, pero que también se enchufa a la electricidad en aras de la sostenibilidad que tanto se procura.
Ni he montado en él ni le conozco, pero seguro que podemos decir que —poniendo la engolada voz del Gonzalo Serrano de Más que cochescumple con las expectativas más exigentes ya que cada uno de sus componentes se ha diseñado para rendir como el mejor de los motores clásicos (o algo así).

También están los productos financieros híbridos (legiones de economistas y brokers haciendo cálculos, sopesando riesgos y beneficios, lanzando agresivas campañas...).

Y las hibridaciones humanas y naturales que la naturaleza va diseñando y que progresan, o no, y que derivan en lo que somos (quién sabe lo que pudimos ser) en un trabajo evolutivo de miles de años.

Y, y, y... —aquí quiero llegar hoy, que esto no parece ni una crónica ni que tenga nada que ver con la excepcionalidad del momento— luego están las ocurrencias.
¿Voy a comentar esta ocurrencia? No. ¿Por qué? Porque se comenta sola: improvisación, indecisión, falta de recursos humanos y materiales, sin base experimental, sin criterios sólidos y comprobables, especulativa... y un largo etcétera.

¿Que algo habrá que hacer por la educación si el panorama va a seguir tan negro como parece que va a seguir? Por supuesto. Pero hay una legión de expertos que cobran lo que no cobramos los de a pie (ni todos juntos) para que salga un proyecto en condiciones, teniendo en cuenta lo mucho de lo que carecemos.
Porque, como dijo Eugenio D'Ors a un novato camarero: Los experimentos con gaseosa, joven.

Fotografías: 
Carbonero, en un verano de los 80. 
Imagen de un Jeep Wrangler híbrido.

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