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Crónica de la excepción. Día 61


Hoy hace once años que falleció Antonio Vega.
Un icono del pop español, con sus composiciones mil veces coreadas y sus versiones desgarradas de éxitos ajenos —como el mítico Me quedo contigo—, cuya vida malgastada en apenas 51 años nos dejó algunas de las canciones que todavía nos ponen la piel de gallina.

Y es que hoy, casualidades, me desperté tarareando La chica de ayer, que es una historia de amor y de desamor, pero que también es mucho más que eso. 
Es la nostalgia en estado puro, la desazón por lo perdido, la angustia de lo que se fue y nunca más se volverá a ser.
Es la tristeza de echar la vista atrás, el desasosiego de lo irrecuperable, la melancolía de lo pasado, la llamada desesperada, el adiós imparable, la despedida eterna, el tiempo desperdiciado... La pena infinita.

Será el tiempo; será ver a la gente en las calles como si nada hubiera pasado; será no saber si habrá un verano que nos redima de todo esto; será ese pasar página que algunos están intentando cuando aún caminamos por calles llenas de sufrimiento y sangre; serán los cálculos económicos; serán los desamparos a los desamparados; será el insufrible espectáculo de los que han decidido que una cerveza bien vale el riesgo; serán las cicatrices, tan frescas...

Será lo que sea, pero solo me viene a la cabeza la chica de ayer: demasiado tarde para comprender, mi cabeza da vueltas persiguiéndote...

Vídeo: actuación de Antonio Vega, Círculo de Bellas Artes de Madrid, 5 de julio de 2001. Youtube.

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