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Crónica de la excepción. Día 68

No hace falta esbozar una sonrisa para que una cara infantil sea linda. Ni que esa sonrisa tenga o no todos los dientecitos. 
No hay que buscar el mejor ángulo, ni importa la luz, ni la destreza del fotógrafo, ni los ojos más o menos abiertos, ni si te peinaron en el último momento o con todos los excesos.

Mira aquí, que te echo un retrato. Y ya está. Queda para siempre inmortalizada la belleza genuina de las vidas que empiezan, a las que todo les está prometido y cuyos caminos son infinitos.

Con cada cumpleaños se avanza, sin preguntar a dónde, hasta que llega el primero que no esperamos con la misma ilusión que el anterior.
No sabríamos decir cuál fue ni por qué. No es el paso de los años ni las tristezas y miserias que nos empieza a devolver el espejo. 
Es esa pendiente por la que bajamos aceleradamente y a la que ni siquiera fuimos conscientes de habernos subido. Son los huecos alrededor y las sombras en los álbumes.

Pero un cumpleaños, por una misma y por todos aquellos que nos felicitan de buena fe, no se merece reflexiones lúgubres, por duros que sean los tiempos, y menos, presidida la ocasión por una galería de Ana Maris a cuál más increíble.

Así que hoy celebro con alegría mi cumpleaños porque:
...siempre cae en primavera.
...mi madre me cantaba el Cumpleaños feliz al teléfono sin fallar un año.
...he tenido la infancia más feliz que pueda crear mi imaginación.
...con facebook o sin él, mis amigos y familia se han acordado de mí.
...empieza un nuevo plazo de doce meses para hacerlo mejor que en el anterior.
...me quedan muchos libros por leer, mucha música por bailar y, quizá, mucho por escribir.
...voy a volver a tomar el sol y a ver la playa.
...recuperaré queridos paisajes y tendré encuentros y reencuentros.
...volveré al trabajo que, dicen, es fuente de salud.
...seré abrazada de nuevo, a salvo ya del miedo que nos acecha.
...me envolverán el agua salada, el agua dulce, el calor del sol y los primeros vientos otoñales.
...los que perdí, siempre que quiero, me acompañan.
...soy yo, la misma, la de los pasadores, cintas, sombreritos, inocentes margaritas en el pelo.

Desde la excepción, y con esperanza, me felicito a mí misma y a todos los que me quieren, me aprecian y me leen.
Salud.

Imagen: collage con fotos de mi más tierna infancia.

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