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Crónica de la excepción. Día 73

Como Sabina, estoy apasionadamente a favor de vivir el presente, pero el desván de los recuerdos está ya tan rebosante que amenaza su suelo con venirse abajo sobre mí.

Será que los tiempos no llaman a esperanzas y que las noticias diarias se enmarañan entre aperturas incongruentes y avisos apocalípticos.
Será ver las playas cuadriculadas y con su turno preparado. Será no saber si probarse una prenda será un ejercicio de entre riesgo y fe.

Será lo que sea. 
Mirar álbumes donde solo se recogen momentos de felicidad. Llevar semanas sin echar unas risas con amigos. Trabajar sin ver claro el horizonte. Sentir que en el aire hay enemigos acechantes. 
Será ver la vida desde la barrera.

Lo que sea, algunas cosas o todas en conjunto, nos tiene paralizados y con la mirada vuelta atrás y se hace difícil vivir el presente con la pasión que Sabina cree  —con tantísima razón— que hay que adjudicarle.

Lo intentamos, eso sí. 
Por nosotros mismos y los que nos quieren. Porque siempre hay alguien que está peor y porque estamos hechos de la pasta de los héroes cotidianos: los que se levantan y un día se descubren sonriendo cuando ya creían que no les quedaban motivos.

Fotografía: En Canarias. Mayo del 85.

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